
Trasladar el mundo del crimen organizado a un juego de mesa no es tarea sencilla. Hay que tener en cuenta muchos factores: cómo organizar a tus esbirros, cuánto dinero puedes ganar con tus actividades delictivas y cómo escondérselo al gran Corleone. A este reto se enfrentaba Eric Lang, creador de El Padrino: El imperio Corleone, al diseñar el juego.
Necesitó sumergirse en el funcionamiento más profundo de las familias de la mafia para poder trasladar esa esencia al juego. En el desarrollo de una partida de El Padrino: El imperio Corleone nos encontramos con un marcado sentimiento de honor entre delincuentes, con todo un entramado de relaciones sociales que brotan espontáneamente gracias a una minuciosa elaboración de las reglas del juego.
Un Don debe hacer lo que debe hacer, tomar decisiones imposibles por mantener el prestigio y el poder de su familia.
|